El encuentro entre Paul Stamets y Hans Grootewal: una conexión micelial en Alphen

En una luminosa mañana en Alphen, un tranquilo pueblo de los Países Bajos, tuvo lugar un encuentro especial que conectó el mundo del micelio y la conciencia. Paul Stamets, micólogo de fama mundial y defensor del poder de los hongos, visitó el vivero de Hans Grootewal, fundador de Microdosing XP. Dos hombres de mundos completamente distintos, pero con una visión común: los hongos como aliados de la humanidad.

Dos pioneros, una visión

Paul Stamets ha dedicado su vida al estudio y la aplicación de los hongos. Sus libros y conferencias inspiran a millones de personas en todo el mundo. Para él, los hongos no son sólo organismos biológicos, sino un sistema inteligente que puede restaurar nuestro planeta, sanar el espíritu humano y reconectarnos con la naturaleza.

Hans Grootewal se ha dedicado al lado práctico de esa visión. Su vivero de Alphen se ha convertido en un centro donde se cultivan trufas mágicas en condiciones naturales. Sin procesamiento ni manipulación. Sólo lo que produce la madre naturaleza. Desde este lugar, ayuda a las personas mediante microdosis a ser más resistentes mentalmente, creativas y conscientes en la vida.

La visita a la guardería

Paul fue recibido por Hans en el vivero, un lugar que parecía más un lugar de meditación que un centro de producción. El aire estaba impregnado de olor a tierra húmeda. En salas oscuras, las trufas crecían en silencio, como una red viva bajo la superficie.

Paul admiró la calidad de las trufas. Tomó una en la mano, la giró lentamente y dijo con una sonrisa que aquello no era una producción, sino un templo de la transformación.

Hans explicó que las trufas de Microdosing XP se entregan tal y como se recolectan: un producto natural puro, sin ningún tipo de procesamiento ni extracción. El procesamiento de estas trufas no está permitido en los Países Bajos, porque las sustancias activas psilocina y psilocibina están sujetas a control internacional en virtud del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971. Ese tratado obliga a los países a permitir estas sustancias sólo para fines estrictamente médicos o científicos.

Sin embargo, las trufas o las setas que contienen estas sustancias de forma natural no están cubiertas por la convención mientras no figuren explícitamente como tales. Los comentarios oficiales a la convención afirman literalmente que "las setas Psilocybe en sí no están incluidas en la Lista I", sólo sus principios activos.

Así pues, las setas y trufas naturales son legales porque no están incluidas en el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas. Mientras no se procesen, su posesión y consumo están permitidos.

En Microdosing XP, este principio es sacrosanto. Todo gira en torno al respeto por la naturaleza, el usuario y los límites legales. Lo que la naturaleza produce se envasa y se ofrece con sumo cuidado, sin interferencias.

Las trufas se envasan cuidadosamente en su estado original. Cada paso del proceso se hace con atención y cuidado. Paul asintió con la cabeza. Alabó la dedicación y la legalidad del proceso y dijo que pocas veces había visto un enfoque tan respetuoso con los hongos.

Una conversación sobre libros y concienciación

Tras la visita, Paul y Hans se sientan a la mesa. Sobre la mesa había varios libros de Paul, entre ellos Mycelium Running y Fantastic Fungi. Hans explicó que estas obras suelen conmover a sus clientes. Ofrecen una entrada a una relación más profunda con la naturaleza y con ellos mismos.

Paul escuchó atentamente las historias de Hans. Le conmovieron las experiencias de personas que cambiaron su vida gracias a las microdosis. Personas con depresión, ansiedad o bloqueos creativos que recuperaron el control de sus vidas. Él mismo habló de sus investigaciones sobre la combinación de melena de león, niacina y psilocibina, que juntas pueden estimular la formación de nuevas conexiones neuronales.

La conversación continuó sobre el papel de los hongos como espejos de la conciencia humana. Paul describió el micelio como una especie de sistema nervioso de la tierra. Hans complementó que él lo ve como un puente entre lo visible y lo invisible. Ambos coincidieron en que el futuro no está en el control de los síntomas, sino en la conciencia. En esto, los hongos no son medicamentos, sino maestros.

Una mirada al futuro

Lo sorprendente de esta reunión fue la ausencia de ego. No había ansia de reconocimiento, sino un auténtico deseo de contribuir a algo más grande. Paul agradeció el enfoque de Hans sobre los hongos: no como un producto, sino como un ser vivo. Dijo: éste es el futuro del mundo para devolver el equilibrio a los seres humanos.

Hans consideró la reunión como una confirmación de su trayectoria. Su trabajo, que a menudo se desarrolla a la sombra del debate público, fue reconocido aquí por uno de los mayores pioneros en este campo. Esto le dio fuerzas e inspiración para seguir adelante con su misión.

Bajo el viejo roble

Antes de que Paul se marchara, caminaron hasta el límite del terreno, donde se alzaba un viejo roble. El silencio era palpable. Paul apoyó la mano en el tronco y habló en voz baja: el micelio de este árbol lleva vivo más tiempo que nosotros. Sabe lo que nosotros apenas empezamos a comprender.

Se habló de una futura colaboración. Quizá un programa educativo conjunto, un proyecto de investigación o una publicación. Pero incluso sin acuerdos concretos, había ocurrido algo sustancial. Se había establecido la conexión. No sólo entre dos personas, sino entre dos visiones que se reforzaban mutuamente.

En Alphen se plantó una semilla. Comenzó a formarse una nueva red. Y como ocurre con el micelio: crece silenciosa, pero imparablemente.

¿Quiere leer más sobre Paul Stamets y su buen hacer? consulte https://paulstamets.com/